sábado, 14 de junio de 2014

El último samurai (2003)



Título: El último samurai 
Año: 2003 
País: Estados Unidos 
Director: Edward Zwick 
Reparto: Tom Cruise, Ken Watanabe, Billy Connolly, Tony Goldwyn, Timothy Spall, Koyuki, Masato Harada, Togo Igawa, William Atherton, Seizo Fukumoto, Scott Wilson, Shun Sugata, Hiroyuki Sanada, Shin Koyamada, Masashi Odate 
Género: Aventuras. Acción | Japón feudal. Siglo XIX. Samuráis. Ninjas. Cine épico





1876. El capitán Nathan Algren es un hombre que vive atormentado por los recuerdos de la Guerra Civil (1861-1865) y de las campañas contra los indios, en las que participó arriesgando su vida; pero, desde entonces, el mundo ha cambiado radicalmente: el pragmatismo ha reemplazado al valor, el interés personal ha ocupado el lugar del sacrificio, y el sentido del honor ha desaparecido. En un país muy lejano, otro soldado ve también cómo su modo de vida está a punto de desintegrarse. Es Katsumoto, el último líder de un antiguo linaje de guerreros, los venerados samuráis, que dedicaron sus vidas a servir al emperador y a preservar el espíritu de la milenaria cultura japonesa.
Ficha técnica sacada de Filmaffinity.


A pesar de que El último samurai está basado en hechos históricos, no hay que tomárselo más allá de lo que es: una película. Se inspira en la historia, pero en ningún momento trata de reproducirla. Para empezar, Katsumoto no se llamaba Katsumoto, sino Saigo Takamori. No hubo ningún americano sin ningún objetivo en la vida que acabase luchando con katana casi mejor que los nativos. Tampoco se reunieron un día los dos ejércitos enemigos para darse de tortas, sino que estuvieron unos cuantos días (o meses) más. Y no eran trescientos samurais mal contados, sino cincuenta mil.

Voy a poneros un poco de contexto para situarnos en la película, pero os lo podéis saltar si queréis.

Saigo Takamori fue un samurai gracias al cual el emperador Mutsu Hito ganó la guerra Boshin. La guerra se desencadenó porque el emperador decidió quitarle el poder al shogun. Pero a Tokugawa Yoshinubo, miembro del shogun, no le sentó nada bien, así que decidió ir por la vía diplomática y atacar Kyoto, que era donde el emperador tenía su sede. Para resumir os diré que Saigo consiguió que Edo, ciudad donde se había replegado Tokugawa tras perder en Kyoto, cayera bajo el poder del emperador. A partir de ese momento, Edo pasó a llamarse Tokyo, que creo que ya nos suena un poco más a todos. Hay que recordar que estaban al inicio de la Revolución Meiji y Japón trataba tímidamente de modernizarse, abandonar algunas viejas costumbres medievales y adoptar otras más abiertas y progresistas.

Saigo pasó a ser consejero del emperador. Sin embargo, él tenía en mente proyectos para que Japón se extendiera como imperio que pasaban por conquistar Corea, entre otros territorios. Pero el emperador denegó su propuesta, de modo que Saigo se cabreó y volvió a su pueblo natal. La cosa no acabó ahí, pues con las reformas que estaba haciendo el emperador los samurai empezaron a perder privilegios y comenzó a haber levantamientos. La revolución más importante fue la de Saigo, que capitaneó una marcha hacia Tokyo seguido de unos 50000 samurais igual de descontentos que él. Esta revolución se conoce como la Rebelión de Satsuda.

Las fuerzas imperiales, compuestas por campesinos que tuvieron que iniciar un servicio militar obligatorio (una de las reformas del emperador), les vapulearon. Al final Saigo se practicó el seppuku y un amigo suyo lo decapitó a la usanza de los samurais. Años después, visto el aprecio que le tenía el pueblo japonés, el gobierno perdonó sus acciones. Así acabó la historia de Saigo, considerado el último samurai. Como véis la versión real dista un poco de la de la película.
 
Aquí acaba la sesión de historia, lo juro.



No nos vamos a engañar: el tema de la película es bastante convencional. El extranjero que llega a una cultura que no es la suya, donde todo el mundo le odia al principio, y acaba enamorándose de esa nueva forma de vida y de su gente es algo que ya hemos visto en varias ocasiones. Por poner un ejemplo reciente, tenemos Avatar de James Cameron. Pero no creo que eso deba ser un impedimento a la hora de ver esta película. Se pueden sacar grandes historias de temas aparentemente poco originales.

Ya dije también que, aunque es una película histórica, la historia en sí la dejan un poco de lado. Idealizan la figura de los samurái y su forma de vida y pintan la modernización como si fuera el Coco. Pero no me voy a quejar de eso. Me gustó muchísimo ese ambiente de paz espiritual del pueblo, así como todos esos conceptos japoneses que se dejan ver como la vida, la muerte, el honor y la deshonra.

También tengo que destacar la ambientación de la película y el vestuario. Eso sí, aunque el vestuario esté genial, los trajes que llevan los samurai eran el último grito trescientos años antes de la era Meiji, allá por el siglo XVI. De hecho, Saigo llevó a la batalla un traje militar de estilo francés. Pero no podemos negar que esos trajes típicos samurai quedan mucho más vistosos y cinematográficos.

En cuanto a los actores,  Ken Watanabe me encantó y me dejó sin palabras. Su interpretación hizo que se convirtiera en uno de mis actores favoritos. En su personaje, Katsumoto, se resumen los principios que debían regir la vida de un buen samurai: compromiso, lealtad al emperador, honor, además de la filosofía japonesa que sale a relucir en las conversaciones que mantenían Algren y él. En mi opinión, esas escenas son oro puro.

Nathan Algren, nunca despeinado, nunca roto.
Tom Cruise encarna al otro personaje principal, Nathan Algren, el americano metido no se sabe muy bien cómo en una revuelta samurai. No entiendo por qué la gente se queja tanto de este actor. En esta película me parece que hace un papel más que satisfactorio. Aquí volvemos al prototípico personaje hollywoodiense, el inmortal que por más katanazos, balazos y palos que reciba seguirá fresco como una rosa. El que con apenas un año de entrenamiento saldrá con un C2 en el manejo de la katana, en japonés y un máster en filosofía samurai. ¿Y qué? Cosas mucho peores se han visto en el cine. Lo único que me escamó fue esa escena final con el Emperador en el que le ofrece su vida. Una cosa es aprender de los samurais y querer mantener viva su memoria y otra es fliparse demasiado. Lo siento, Nathan, ahí te pasaste. Eso sí, se sabe de casos de occidentales a los que aceptaron como samurais, así que esto no es del todo raro.

No he dicho nada del romance, pero me gusta que haya sido tan suave y silencioso (y nunca mejor dicho. ¿Algren y Taka cruzan más de tres frases seguidas en toda la película?). Con una mirada se lo decían todo.

En fin, creo que es una buena película. Tiene sus partes de batalla (muy bien logradas y épicas, por cierto), unos personajes que despiertan simpatía y una increíble BSO de un inspiradísimo Hans Zimmer. Sirve para hacerse una idea del Japón del siglo XIX y es muy recomendable para cualquiera al que le guste este país. Pero repito que no hay que tomárselo más allá de lo que es: una película.


2 comentarios:

  1. Ay, esta película me encanta, pero es precisamente lo que dices al principio: ningún americano fue a pelear del lado de los samurais, no señor. Y la clase de historia me ha encantado, me has hecho acordar a cuando investigué todo el período para escribir unos cuentitos sobre samurais y youkais :D Me gustó mucho, me quedo por acá ^^

    Mel.

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    Respuestas
    1. La verdad es que he tenido suerte porque he encontrado páginas donde este tema venía muy bien explicado. Muchas gracias por pasarte, me alegro de que te guste :333

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