miércoles, 6 de agosto de 2014

Partida y regreso. Historia de un Celsius 232 (2014)

No tengo ni idea de cómo voy a hacer esta crónica. Es imposible contar todo lo que ha pasado en estos cuatro días con todo lujo de detalles, así que rezaré para hacerlo lo mejor posible y que no muráis de aburrimiento en el intento.


El Celsius 232 es un festival de literatura fantástica, de terror y de ciencia ficción que tiene lugar en Avilés (Asturias, España) desde 2012. Como veis, es un festival muy joven, pero ya ha contado con las visitas de escritores de la talla de George RR Martin, Laura Gallego, Joe Abercrombie, Patrick Rothfuss, etc. Es bastante raro que se celebren eventos de estas características en lugares tan pequeños y alejados del centro (Avilés cuenta con una población de unos 80000 habitantes), pero agradezco que no todo se haga en Madrid y Barcelona (y Bilbao si me apuras).

Este es el primer año que voy. Me gustaría haber ido el pasado, pero por una serie de circunstancias no pudo ser. Sin embargo, este año me he podido quitar esa espinita que estaba clavada en mi parte más friki e ir tras hacer pactos con los más antiguos espíritus de la tierra y con un pony rosa. Y después de la experiencia, seguramente vuelva el año que viene.

Decir que me lo he pasado genial es decir poco. Es increíble poder ver a tantos escritores juntos, tanto conocidos como no tan conocidos, hablando de sus obras con tanto cariño y dedicación. He descubierto un montón de libros que de otra forma no habría conocido. Es otra de las cosas que me gustan del Celsius, y es que da a conocer escritores, sobre todo nacionales, que suelen pasar más desapercibidos. Además, te da la ocasión de acercarte a ellos e incluso charlar. Eso sí, no es bueno acosar, que ya vi a unos cuantos correr tras escritores cuando no tocaba.

El festival se desarrolla entre las sesiones de firmas, presentaciones, encuentros con autores y mesas redondas de tal manera que apenas hay un momento de respiro. También hay actividades alternativas por si no quieres tragarte todas las charlas, como por ejemplo clases de esgrima medieval en el parque de al lado de la Casa de la Cultura. Si tengo que ser sincera, creía que todo sería más grande, que habría infinidad de puestos y carpas, pero no. Sólo había una carpa de actividades y unas cuantas (seis, no más) casetas de madera donde se vendían los libros. El resto de actividades se realizaban en el auditorio de la Casa de la Cultura. Pero como se suele decir por ahí, el tamaño no importa. Lo verdaderamente importante aquí son los escritores y los lectores, y teniendo eso claro, hasta un prado con vaques habría sido suficiente. Lo siento, tenía que hacer el chiste, que para algo fuimos a Asturias.

Por favor.
 De lo único que tengo queja, y de esto no tiene la culpa el Celsius, es del precio de los libros. Habría comprado mucho más si no fuera porque un libro de 200-300 páginas cuesta 20 euros tranquilamente. El bueno de Julio César no se llevaba tantas puñaladas como nuestros bolsillos. También eché en falta más libros en versión original. Los únicos que vi en inglés fueron los de Adrian Tchaikovsky porque aún no había versión en español. Organización del Celsius, si estáis leyendo esto, llevad más libros en versión original. Por favor.

Antes de pasar a hacer una especie de resumen de lo que hicimos cada día, me gustaría agradecer desde aquí a la organización por todo el trabajazo que ha hecho para conseguir traer a tantos escritores. No es nada fácil teniendo en cuenta los tiempos que corren, y me parece una cosa digna de alabanza que además todas las actividades sean gratuitas.

Por último tengo que hacer una mención especial a Diego García Cruz, el traductor que dejaba alucinando en colores a todo el mundo, tanto público como autores. No se sabe si ha hecho un pacto con Satán o qué, pero desde luego dejó a todo el mundo con la boca abierta mientras traducía del inglés al español y del español al inglés con mímica incluida. Preguntadle a Tim Powers, en serio.


Bien, hecha esta pequeña introducción, os voy a contar un poco cómo fueron mis días en el Celsius. He renunciado a toda objetividad al hacer esta crónica, que quede claro.

Miércoles, 30 de julio. Llegamos a Avilés a través de un armario a eso de las cinco de la tarde. Bueno, vale, quizá fue en bus y en tren. Pero bueno, el caso es que llegamos. Tras dejar las cosas en la pensión, nos acercamos al sitio donde habían montado la carpa y demás, no sin antes pasar bajo unas luces pseudonavideñas donde se leía “Celsius”.

No vino Santa Claus, pero sí otro barbudo. (Imagen del FB del Celsius)
Ese día asistimos a las charlas de Ian Watson, Laura Fernández y a la mesa redonda de Lektu y Fata Libelli para debatir sobre la edición en digital. Pero sin duda, el plato fuerte del día fue Tim Powers con su presentación de Ocúltame entre las tumbas y su sesión de firmas de más tarde. Yo llevaba Las puertas de Anubis para que me lo firmara, pero tuve la suerte de conseguir además un ejemplar de Ocúltame entre las tumbas por ser de las ¿cincuenta, cien primeras? personas a las que firmó. Os podéis imaginar mi fangirleo extremo.
Tim Powers, Master del Universo
Jueves, 31 de julio. Resultó que nuestra pensión estaba llena de mosquitos sedientos de sangre, así que aparecimos al día siguiente acribillados a picaduras, pero dispuestos a guardar cola desde las ocho de la mañana para conseguir que Brandon Sanderson nos firmara. Después de esto acabamos en la carpa de actividades para ver las presentaciones de Acronos 2 (una antología de relatos), y las de Luis Manuel Ruiz, Patricio Martínez, Alberto González y Lauren Oliver, que presentaba sus libros infantiles Las hilántulas y Lísel y Po. Y tras Oliver, por fin llegó el esperado Patrick Rothfuss para presentar su cuento titulado Las aventuras de la princesa y el señor Fu.

Patrick Rothfuss, el que nunca deja que le toquen la barba, y Brandon Sanderson, el maquinador por excelencia
Firma de Rothfuss, pausa para arrasar el supermercado más cercano comer y de vuelta al tajo, en esta ocasión con Emilio Bueso, Rodolfo Martínez y Adrian Tchaikovsky (Exacto, como el de los cisnes). Estos tres últimos me llamaron poderosamente la atención. No había oído hablar de ellos, pero en cuanto tenga ocasión leeré algo suyo. Echad un vistazo a sus obras, sobre todo a Tchaikovsky si os gusta la fantasía y no os importa probar con cosas nuevas. Hablaría de Dmitry Glukhovsky, pero me perdí su presentación por salir a ver cómo era eso de la esgrima antigua, así que pasaré directamente al encuentro con Tim Powers, donde volvió a demostrar todos sus años de experiencia y su facilidad para contar anécdotas y ganarse al público. Si no le habéis oído hablar, buscad vídeos en Youtube, no tienen desperdicio. ¡Buscad, buscad al Todopoderoso Powers!

Viernes, 1 de agosto. Esa noche parte de nuestro grupo se cobró su venganza contra los mosquitos y corrió la sangre de forma bastante literal. Pero eso es otra historia que debe ser contada en otra ocasión. El caso es que a las siete y media de la mañana ya estábamos en la cola para la firma de Patrick Rothfuss, armados de cruasanes y batidos de chocolate. Mientras estábamos en la cola llegó Patrick media hora antes de lo que le tocaba y se puso a explicar (todo con gestos cual mimo, por cierto) por toda la cola como debíamos poner los post-it en los libros con nuestros nombres para que él los firmara. Después se puso a firmar apoyado en una barandilla (había llegado media hora-tres cuartos antes de lo previsto y su mesa no estaba montada). Eso es dedicación a los fans. O eso, o se asustó al ver las dimensiones de la cola y pensó que era mejor empezar cuanto antes. Conseguida la firma de Rothfuss, fuimos a ver las presentaciones de Mañana todavía, otra antología de relatos que me llama muchísimo la atención, y la de Francisco Miguel Espinosa.


Cola para la firma de Rothfuss
Ya por la tarde fuimos al auditorio a la presentación de Joe Abercrombie de Tierras rojas. Pero si seguís el tuiter de Joe Abercrombie veríais que tuvo unos problemas con el vuelo, con las maletas y con el mundo en general y no pudo llegar el viernes a su presentación, de modo que Patrick Rothfuss, muy amablemente, le suplantó durante unos minutillos. Aquí podéis ver lo que pasó.


Rothfuss estuvo cerca de dos horas, primero sustituyendo a Abercrombie y después en su propio encuentro. Habló de muchas cosas y contestó a bastantes preguntas. Las preguntas sobre El nombre del viento no faltaron, como por ejemplo qué opina él de Denna (a lo que se negó a responder), cuál era su personaje favorito después de Kvothe (que es Auri). Pero también hubo otras preguntas relacionadas con su proceso de escritura, como ¿Qué opinas de que los personajes se desmadren y no puedas controlarlos? Esto dio una de las respuestas que más me gustaron y en la que usó una comparación bastante acertada. Comparó el que se le desmadren los hijos a un padre con que se le desmadren los personajes a un escritor y concluyó todo con un Do your job, es decir, haz bien tu trabajo y controla a tus hijos o personajes.
Cuando Rothfuss se fue le tocó el turno a Brandon Sanderson. Y por mucho que me guste este escritor, en ese momento ya estaba saturada tras casi tres horas allí dentro y su presentación se me hizo un poco cuesta arriba. De todas formas, fue una charla muy interesante y por aquí podéis echarle un vistazo.

Sábado, 2 de agosto. Y último día de festival. La nuestra fue una mañana bastante relajada. Estuvimos en la presentación de Globe de Alba Quintas y Javier Ruescas, que presentaba Pulsaciones y Live, muy fantástico todo.
Después tuvimos una comida típica asturiana, unes fabes, cortersía del Celsius.
Entrada al Tártaro
Fabada, comida de campeones
Sin embargo, la tarde vino bien cargadita. Para empezar, asistimos a la mesa redonda compuesta por Davil Lozano, Pedro Riera, José Antonio Cotrina, Gabriella Campbell y con Javier Ruescas como moderador en la que se hablaría de la literatura juvenil actual española. Lozano y Cotrina fueron los que pusieron las risas con sus constantes pullas, pero no fue hasta la ronda de preguntas donde se tocaron temas más espinosos.
¿Por qué los libros juveniles son tan parecidos los unos a los otros (chica conoce a chico, florece el amor, etc, etc) y se trata poco o nada algunos temas como la homosexualidad? Esa fue una pregunta que bajo mi punto de vista podría haber dado muchísimo juego porque creo que es cierta, pero que Ruescas se encargó de zanjar de una forma que no terminó de convencerme. Suerte que Lozano trató de equilibrar la balanza con una visión no tan optimista como la de Ruescas.

Acabada la mesa redonda, vino la ansiada mesa redonda de los tres tenores de la literatura fantástica: Rothfuss, Abercrombie y Sanderson. Podría decir muchas cosas de esa mesa y todas ellas buenas. Poder ver a estos tres juntos es una gozada. Se nota que escribir es su pasión y te la transmiten con cada una de sus palabras. Reescribir todo lo que dijeron me llevaría mil y una noches, así que os tendréis que conformar con esto a la espera de que alguien suba vídeos a Youtube.

Joe Abercrombie, seductor nato
Y esta ha sido mi particular crónica del Celsius. Por si os lo preguntáis, sí, sobrevivimos a los mosquitos.

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