miércoles, 5 de noviembre de 2014

Las naves del destino (Las Leyes del Mar #3), de Robin Hobb


Título: Las naves del destino (Las Leyes del Mar #3)

Título original: Ship of destiny (Liveship Traders #3)

Autora: Robin Hobb

Editorial: La factoría de ideas | DeBolsillo

Año de publicación: 2000

Número de páginas: 761

Precio: 14,95€

(La sinopsis contiene spoilers del primer y segundo libro)

Mientras el Mitonar se precipita hacia el desastre, la matriarca del clan, Ronica Vestrit, acusada de traición, está buscando una manera de unir a los habitantes de la ciudad frente a la amenaza de los chalcedeanos. Entretanto, Althea Vestrit, que desconoce lo que ha ocurrido con su familia, continúa su peligrosa búsqueda para localizar y recuperar a su nave Vivacia, secuestrada por el despiadado pirata Kennit. Por su cariño, Vivacia se enfrentará a lo más terrible, mientras que el secreto de las naves es revelado. Una verdad tan abrumadora como esa puede destruir a Vivacia y a todos aquellos que la aman..

En general nunca sé cómo empezar las reseñas, pero en esta tengo aún menos idea. De hecho, hace unos cuantos días que terminé el libro y aún no tengo claro qué voy a poner. Así que allá vamos.

Nueva edición de USA. Regaládmela.
Para mí, por muy subjetivo y arbitrario que parezca (y ñoño que suene), un buen libro es aquel que me hace reír, emocionarme, implicarme con los personajes y no poder parar de leer. En definitiva, un libro que me haga sentir. Y este libro (esta trilogía) lo ha hecho con creces. Creedme, he acabado con los nervios destrozados. Ya lo dije en una de las reseñas anteriores: esta trilogía ha sido la mejor lectura de este año y se ha convertido en una de mis favoritas. No es sólo por la historia que cuenta, que me ha parecido innovadora y original (¡y con barcos!), sino por los personajes tan complejos que presenta. Ahora que he terminado la trilogía me doy cuenta de la evolución que han experimentado (casi) todos. Algunos, como Malta, sufren una evolución un tanto brusca, pero que es necesaria para el desarrollo de la historia. Lo que sí que me ha escamado un poco ha sido la voz de algunos personajes pequeños, que parecían demasiado adultos para su edad. Y cómo no, Hobb hace gala de su sadismo inhumano y hace sufrir a los personajes hasta límites insospechados. Creo que la palabra exacta sería crueldad. Estoy convencida de que no hay ni un sólo personaje que no tenga un trauma psicológico.

Tras una trilogía tan larga, cuando llegas al final te haces una pregunta: ¿de verdad hacían falta tantas páginas para contar la historia? Seguramente no. Pero yo no tengo queja sobre eso. Sé que me repito, pero el estilo de Hobb es tan absorbente y cuidado, tan descriptivo y personal que no importaría leerlo aunque al final no contara nada. Bueno, no os vayáis a pensar que me leería hasta su lista de la compra (pero casi). Ya solo por la introspección de los personajes merece la pena.  Creo que es una gran narradora al margen de que sus historias gusten o no. También me gustaría mencionar otra cosa que se agradece de Robin Hobb y es que, a pesar de que su historia se desarrolla en su mayoría en alta mar, no satura al lector con términos propios de la navegación. Da los justos y necesarios para que se entienda de lo que está hablando, pero ahí se queda.

Y ahora me gustaría hablaros del final. Es un final bastante satisfactorio, con todos los cabos más o menos atados, pero en mi opinión Hobb la ha fastidiado con algunos personajes. A partir de ahora va a haber spoilers, así que cuidado.


El final de Althea no me ha terminado de gustar. Sí, me encanta su relación con Brashen y que por fin hayan terminado juntos, pero con este final Althea tira por la borda todo por lo que había estado luchando a lo largo de los tres libros. Ella quería ser capitana de la Vivacia, una mujer independiente  que no necesitara que nadie cuidase de ella. En su lugar, Wintrow se queda con la Vivacia y ella se queda como primer oficial de un barco, de pareja del capitán y cubierta de oro. ¿Dónde queda ese deseo de capitanear su propio barco que tanta fuerza le daba al personaje?

Un día en la mente de Kennit...
Pero sin duda lo que menos me ha gustado ha sido lo que la autora ha hecho con Kennit. Como sabéis, Kennit era mi personaje favorito, ese antihéroe que siempre estaba en la línea entre el bien y el mal. En este libro, empieza la caída de Kennit. Y admito que le llegué a coger verdadero asco. Como dijo el amuleto tras la violación de Althea, Kennit se había transformado en un monstruo. Para mí, Hobb arruinó al personaje de Kennit. Creo que es el único que no evoluciona en toda la historia. Empieza siendo un manipulador al que los demás le importaban más bien poco y acaba convirtiéndose en un segundo Igrot, al que tanto odiaba. Hobb podría haber hecho que se enfrentara a su pasado y no se hubiera dejado dominar por él. Aunque hubiera muerto, que se veía venir (que yo me imagina una muerte completamente distinta, por cierto), habría dado un gran personaje con una cantidad de matices abrumadora.

También me parece que deja un poco de lado a los secundarios y cuenta lo que será de ellos casi de pasada, centrándose en la familia Vestrit únicamente. Algunos finales están cogidos por los pelos, como la resolución de la trama de Serilla.

Pero al margen de esto el libro me ha encantado. Buena narrativa, buena historia, buenos personajes, ¿qué más se puede pedir? Hacía tiempo que no disfrutaba tanto leyendo. En cuanto pueda me haré con más libros de esta autora. Esto no es un adiós, sino un hasta luego, Robin Hobb.



PD: La edición que he leído yo, la de DeBolsillo, está muy cuidada, pero he visto bastantes erratas y algunos errores gramaticales. Además, sin motivo aparente, cambian el nombre de Dechado a Paragon, que es como está en la versión inglesa.

Reseña de Las naves de la magia
Reseña de Las naves de la locura 

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